Los datos de los sensores permiten monitorizar, y si es necesario, mejorar la calidad del aire. Foto por cortesía de HOLMRIS B8
En este artículo hablaremos de la calidad del aire interior y de cómo influye en el bienestar y la productividad de las personas en el trabajo. Asimismo, veremos cómo los datos de los sensores y su análisis pueden ayudarle a conocer mejor los factores ambientales, y también cómo mejorar la calidad del aire interior utilizando información derivada de los datos de los sensores de IoT.
¿Los edificios pueden hacerle enfermar?
Probablemente ya habrá oído hablar del «síndrome del edificio enfermo». No es un invento. Desde los años 80, la Organización Mundial de la Salud ha admitido el síndrome del edificio enfermo como una enfermedad real. A menudo la causa está en un sistema de ventilación mal instalado o mal mantenido. Pero el síndrome también puede deberse al polvo, a componentes químicos de los materiales (de construcción) presentes, a la humedad y el moho. Debido a la insalubridad del aire en edificios insalubres, las personas pueden desarrollar síntomas como:
- dolor de cabeza
- náuseas
- fatiga
- dificultad para concentrarse
- irritabilidad
- irritación de garganta
- erupciones cutáneas con sequedad y picor
- síntomas similares a los de la alergia, como estornudos, secreción nasal e irritación ocular.
Habitualmente, estos síntomas mejoran cuando los empleados se van del trabajo al final de la jornada. Un aire insalubre no solamente tiene un efecto negativo sobre la eficiencia y la productividad de los empleados en la oficina, sino que también puede hacer aumentar el absentismo. Al mismo tiempo, aumenta el riesgo de infecciones por patógenos de transmisión aérea, como el coronavirus. En casos extremos, la exposición a largo plazo a un aire interior de mala calidad puede llegar a provocar enfermedades pulmonares, como el asma, o cáncer.
Impacto de la mala calidad del aire en la productividad y la cognición
La mala calidad del aire no solo resulta perjudicial para la salud física, sino que cada vez hay más pruebas de su impacto en la salud mental, incluida la depresión, trastornos de ansiedad y el desgaste profesional (burnout). La mala circulación del aire en los edificios también perjudica nuestra función cognitiva, es decir, la capacidad de pensar con claridad y la creatividad. En una serie de ensayos con enmascaramiento doble realizados en Estados Unidos, se evaluó la capacidad de los voluntarios para pensar analíticamente y reaccionar ante una crisis. Los resultados fueron reveladores: cuando los voluntarios trabajaban en condiciones de buena ventilación (lo que reducía los niveles de CO2 y COV), obtuvieron una puntuación un 61 % más alta que cuando trabajaban en las condiciones típicas de un edificio de oficinas. La conclusión de la investigación: un aire interior limpio no solo nos hace más sanos, sino también más inteligentes, lo que repercute en las empresas, especialmente en el sector del conocimiento.
Mejorar la calidad del aire interior: bueno para el negocio
La calidad del aire es invisible, por lo que los gestores de edificios han tendido a ignorarla y se han centrado más en lograr una temperatura confortable o en ahorrar energía. Sin embargo, la pandemia ha aumentado la concienciación de la población sobre el ambiente interior y ha hecho que se preste más atención a la calidad del aire. Teniendo en cuenta que en los países industrializados pasamos más del 90 % de nuestras vidas en interiores, en la actualidad esperamos de los edificios en los que estamos que contribuyan de manera positiva a nuestra salud a largo plazo. Los empleados quieren poder confiar en que el aire de sus espacios de trabajo está limpio cuando vuelven a la oficina. Y los empresarios se están dando cuenta de que una buena calidad del aire interior es una ventaja comercial. ¿Cómo sabemos que el aire interior está limpio? Los datos de los sensores de calidad del aire permiten controlar y, si es necesario, mejorar la calidad del aire.
Monitorizar y comunicar la calidad del aire interior
No se puede resolver eficazmente lo que no se puede medir. Un sistema de monitorización en tiempo real proporciona datos fiables a escala local. Esto le alertará rápidamente de las anomalías en la calidad del aire y también le permitirá adoptar un enfoque proactivo basado en los datos para mejorar la calidad del aire interior.
Hoy en día, los pequeños sensores instalados en el lugar de trabajo pueden monitorizar muchos aspectos de la calidad ambiental: desde la presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV) y gas radón radiactivo hasta las concentraciones de CO2, la temperatura, la humedad, la presión atmosférica, el ruido y la luz. Todo ello gracia al Internet de las cosas.
- Los sensores inalámbricos de bajo coste y bajo consumo captan los datos brutos, como los niveles de dióxido de carbono o los niveles de partículas en suspensión.
- Estas mediciones se incorporan a una plataforma de IoT que las transforma en datos precisos.
- Los paneles de control analíticos visualizan diversas mediciones y superponen los datos a los planos de planta para contextualizarlos geográficamente y permitir a los usuarios detectar tendencias en una planta determinada. Con la información resultante se podrá mejorar la calidad del aire interior.
- La información sobre la calidad del aire también puede comunicarse a los usuarios del edificio a través de varios puntos de contacto y dispositivos de usuario, como por ejemplo, pequeñas luces LED que indican los niveles de CO2 en las salas de conferencias. Esto aumenta la transparencia y muestra que las organizaciones se preocupan sobre el bienestar de los empleados.
La monitorización continua mediante sensores independientes de los sistemas de climatización de los edificios puede garantizar que los equipos funcionan según lo previsto, para que los edificios se mantengan sanos a lo largo del tiempo.
Asimismo, la monitorización de la calidad del aire puede ayudar a identificar cualquier cuestión problemática en áreas (cerradas) concretas. Por ejemplo, si usted ha instalado muebles nuevos en una sala de reuniones y los sensores detectan un pico de COV (algunos de los cuales puede tener efectos adversos sobre la salud a corto y a largo plazo), esto puede deberse a la desgasificación de los muebles nuevos. Como precaución, debería aumentarse la ventilación hasta que los niveles se normalicen.
Certificación de edificios saludables
Los sensores de calidad del aire y los datos que recogen también desempeñan un papel esencial para lograr la certificación de edificios saludables. Los dos principales sistemas de certificación que se crearon en la última década son WELL Building Standard y Fitwel.
La certificación RESET es un estándar más reciente basado en sensores. A causa de la elevada variabilidad de la calidad del aire y su tendencia a cambiar rápidamente, RESET considera la monitorización continua de la calidad del aire como una necesidad para los espacios interiores.
¿Qué solución de monitorización de IoT para el lugar de trabajo?
Dada la importancia otorgada a los requisitos de calidad del aire interior, las empresas deberían plantearse implementar un sistema de control fiable, como el Air Quality Monitor de Spacewell. . Esta solución forma parte de la plataforma de IoT para espacios de trabajo inteligentes, y recoge y analiza datos sobre la calidad del aire interior, el confort y el uso del espacio. No solo permite hacer un seguimiento y mejorar la calidad del aire interior, sino también optimizar la huella de la oficina y ajustar la combinación de espacios a las nuevas formas de trabajar. Se trata de una plataforma de edificios inteligentes abierta y centrada en las personas que utiliza y certifica únicamente el mejor hardware disponible en el mercado, como los sensores Airthings para empresas para el control del radón y la calidad del aire.
¿Interesado en saber más sobre la tecnología de los espacios de trabajo inteligentes de Spacewell? No dude en ponerse en contacto con nuestros especialistas.