El parque inmobiliario es un gran consumidor de energía y representa un 40% del consumo energético total en Europa. Aproximadamente la mitad de ese consumo ocurre durante la fase de diseño y construcción, y ha de ser controlado por las constructoras, ingenieros, arquitectos y otros actores.
La otra mitad ocurre durante la vida útil de los edificios (IDAE), ya que requieren iluminación, calefacción, agua corriente… Una vez el edificio está en pie y empieza a operar, el consumo energético es una constante. Parte de este consumo es necesario para que un inmueble funcione con normalidad y que los usuarios estén cómodos en un espacio seguro.
El problema es que a veces cuesta distinguir el consumo energético necesario y el superfluo, y se consume de más.
¿Cómo identificar el consumo necesario y empezar a reducir tu consumo energético? De la misma manera que un equipo médico realizaría un diagnóstico de un paciente, es decir, llevando a cabo las pruebas médicas necesarias (analíticas, radiografías, etc.) que le permitan obtener datos fiables sobre su estado. Sólo después de llevar a cabo este diagnóstico inicial, el equipo médico decidirá el tratamiento adecuado, sobre el que posteriormente llevará a cabo un seguimiento para asegurar que está aportando el resultado esperado.
En el caso de un edificio, ¿de dónde obtenemos estos datos? De tus facturas, de tus contadores, de los sistemas de monitorización, etc. Cuanto más detallados y más fáciles de interpretar los datos, mejores serán los resultados. Si tus datos no son correctos, tus conclusiones (y por ende, el tratamiento escogido para tu edificio) tampoco lo serán. En esta situación es en la que un Sistema de Gestión Energética (SGE) te será de ayuda, a ti y a tu equipo de facility management.
Si no tienes claro cómo usar un SGE, si será una inversión útil para tu empresa, o si quieres convencer a alguien para ponerte en marcha, aquí encontrarás las claves.
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